miércoles, 7 de diciembre de 2011

Bitácora 012

Los mayas, ¿tendrán la razón o solo juegan con nosotros?
Me lo pregunto repentinamente esta mañana, mientras veo a mi hermano con esa enorme herida en el cuello detrás del cristal. Decidí irme a casa temprano, mi madre estaba espantada, uno de los infectados quería entrar por la ventana del segundo piso; parte de su rostro logró entrar por una rendija y vaya susto nos dio.

Estaba cansado, tomé un pequeño descanso en el sillón para hacer guardia más tarde. Pero algo salió mal, desperté y vi a mi madre tirada en el suelo, "están aquí, corre" decía con voz callando el silencio de mi mente, no podía dejarla. Uno de los infectados se acercó a mi con una enorme piedra sostenida apenas con sus manos caídas, intentó golpearme pero uno de sus dedos se desprendió, dejando caer la piedra enorme sobre el cuerpo de mi madre.Me rendí ante ellos.

Los infectados me llevaron ante su líder y, aunque no pude ver el trayecto de ida, sabía donde podría estar: la costa oeste de la isla. Frente a mi, una chica de 16 años aproximadamente, sin ojos (sus cuencas oscuras, dejando caer sangre de ellas) y una enorme cicatriz en el brazo, sin prendas que la cubran. La joven chica me tomó de un brazo y me escupió en la cara, gritaba: "¿Por qué no has cedido ante mis fuerzas? ¿Por qué no te rindes? ¿no ves que estoy venciendo? acéptalo" con una horrenda imagen y voz.

Lo único que pude decir fue: "Por qué así no es como te solía recordar."

Ese fue mi sueño de esta mañana, trágico y lleno de clichés cinematográficos.
Ñe.

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